3 consejos para evitar la incontinencia urinaria durante el embarazo

Es cierto que las visitas al baño se hacen más frecuentes durante el embarazo, pero no debería ser un motivo de preocupación, ya que es algo bastante normal. A lo largo de este proceso, el cuerpo de la mujer sufre muchos cambios, entre ellos un aumento del volumen sanguíneo que hace que los riñones produzcan más orina, lo que se traduce en un mayor número de micciones diarias. Pero no solo eso, el útero también va creciendo según lo va haciendo el bebé, provocando que los demás órganos pélvicos se vean desplazados y sobre ellos se ejerza una presión considerable. Durante las últimas semanas de gestación, la vejiga se ve muy afectada, tanto que incluso pueden producirse algunas pérdidas de orina.

Esta incontinencia urinaria puede producirse en aproximadamente la mitad de los embarazos, especialmente en el tercer trimestre. Las hormonas que preparan los ligamentos y las articulaciones para el parto debilitan los músculos del suelo pélvico que se encargan de controlar el flujo de orina. Además, el estreñimiento, tan común en este periodo, no es nada beneficioso para las estructuras de esta zona, que tienen que lidiar con todavía más presión. Es posible que se produzca lo que se conoce como incontinencia urinaria de esfuerzo, es decir, pequeñas pérdidas de orina provocadas por un aumento de la presión de la vejiga, como al reír, toser, estornudar, saltar, hacer ejercicio…


La fisioterapeuta Eva Carrasco, especializada en suelo pélvico, alerta de que aunque esta situación sea algo normal en el embarazo, no significa que no se pueda hacer nada para evitarla. Es fundamental comprobar el estado de esta área específica del cuerpo en un momento el que está sometida a tantos cambios, ya que el tono muscular determinará en gran medida las posibles consecuencias que tanto la gestación como el parto tendrán en el periné. Es muy aconsejable realizarse una valoración en cualquier momento del embarazo, que indique el estado del suelo pélvico, para tratarlo en caso de que sea necesario y prepararlo para minimizar los riesgos de incontinencia, y de otras patologías, tanto durante las últimas semanas de embarazo como en el postparto. 

3 consejos desde la fisioterapia
1. Conocer la situación en la que se encuentra el suelo pélvico

Si no se le presta a esta parte del cuerpo la atención que merece, es más probable que aparezcan problemas. Un suelo pélvico con un tono muscular adecuado reduce significativamente el riesgo de sufrir incontinencia. Es posible ejercitarlo para fortalecerlo si estuviera debilitado o deshacerse de contracturas en caso de que las hubiera. Sí, el suelo pélvico, al igual que cualquier grupo muscular también puede contracturarse. 


2. Modificar la postura en el baño

Favorecer el tracto intestinal, y reducir el estreñimiento, es muy importante de cara a disminuir la presión que se ejerce contra los órganos y el suelo pélvico. Un truco efectivo es inclinarse ligeramente hacia delante en el inodoro y apoyar las piernas sobre un taburete bajo, consiguiendo aparentemente una posición similar a estar agachado en cuclillas. 


3. Mantenerse hidratada

Reducir la ingesta de líquidos, pensando que así las visitas al baño serán menos frecuentes, es un error. Es cierto que la presión que ejerce el bebé sobre la vejiga le hará retener menos cantidad de orina de lo habitual. Sin embargo, no beber lo suficiente provocará que la orina esté más concentrada, pudiendo irritar las paredes vesicales incrementando las ganas de ir al servicio, además de una posible deshidratación.

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