Pérdidas de orina, también llamada incontinencia urinaria, parece un mal del futuro para los menores de 40 años. Más si cabe, cuando eres un hombre. Nada podría estar más lejos de la realidad. La incontinencia urinaria no solo tiene nombre femenino, ya que también afecta a la población masculina. Eso sí, con menor prevalencia.
Un trastorno del que se sospecha que lo sufren más de 6,5 millones de personas en España. Números que superan a los de otras patologías como la osteoporosis. «Uno de cada cuatro hombres a partir de los 40 años muestra incontinencia urinaria o algún resquicio», detalla Carlos Lorenzo, enfermero y consultor clínico en cuidados de este trastorno, quien precisa que el índice en mujeres es mayor: «En torno al 24 %».
Un porcentaje que se va equilibrando con el paso de las décadas: «La asiduidad de la incontinencia depende de los grupos de edad. Hasta los 65 es más común en las mujeres, pero a partir de este momento, sus estadísticas se igualan con las de los hombres», señala el doctor José Luis Álvarez-Ossorio, presidente de la Asociación Española de Urología y jefe de servicio en el Hospital Puerta del Mar (Cádiz).
Esta condición trae problemas acarreados por diferencia de sexo más allá de los anatómicos. Los hombres sienten más vergüenza: «En general, hacerse pis es una conducta inaceptable desde que somos pequeños, por lo que la pérdida de orina ya comienza siendo un tabú. A mayores, todo lo relacionado con el aparato genito-urinario se tiende a esconder», destaca Lorenzo. Por el contrario, las mujeres tienen en cuenta su salud ginecológica desde que son adolescentes «y pasan a la adultez realizando consultas con el especialista de manera rutinaria. No ocurre lo mismo entre los varones», detalla. Lo que provoca que se suela detectar el problema en un estado avanzado.
No solo esto, pues un problema físico como es la incontinencia puede derivar en un problema mental: «Es curioso pero hay mas estigma entre las mujeres, que siempre lo han considerado “normal” y algo secreto, que entre los hombres que, generalmente, lo llevan mucho peor, y sienten un mayor deterioro de su calidad de vida», detalla el jefe de servicio del hospital gaditano. Por ello: «Los varones reclaman mas atención sobre su problema y son más exigentes en cuanto a los resultados de los tratamientos».
El doctor considera que «vivimos en una época, en la que toda alteración de la salud se ve como algo vergonzoso», hecho que se agrava con alteraciones como la incontinencia: «En el caso de las pérdidas urinarias, añadimos el sentimiento de no poder relacionarnos con los demás si tenemos este problema, por el olor y la vergüenza de llevar absorbentes», explica el experto, que va más allá: «Estos pacientes pueden acabar aislados socialmente, provocando un alto absentismo laboral e incluso algunos acaban por padecer una depresión», manifiesta.
Precisamente, al ser una condición silente de la que no se habla (y por tanto no se conoce) demasiado, provoca una falta de alarmismo entre la población que puede padecerla: «Pensamos que está infradiagnosticada porque se tiende a ocultar por vergüenza, sobre todo en el caso de los hombres», señala el enfermero y consultor clínico. Como consecuencia, el problema se hace más grande y el tratamiento no acaba de ser el adecuado.
¿Qué se entiende por incontinencia urinaria?
La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina en un contexto en el que la persona no quiere proceder a la micción. La Asociación Española de Urología destaca que puede generar un alto impacto negativo en la calidad de vida de aquellos que la sufren. Además, la incontinencia abre la puerta a otro tipo de patologías: «Puede ser un síntoma de un problema mayor. Es más, la Organización Mundial de la Salud tan solo reconoce como enfermedad a la incontinencia de esfuerzo. El resto de tipos se consideran un síntoma de una patología», destaca Carlos Lorenzo.
Entre sus acompañantes pueden figurar una vejiga neurógena, una lesión derivada de la sección parcial del canal medular (tras un accidente), o como causa de una demencia «es decir, por un deterioro en el sistema neurológico, que es el que tiene control sobre el arco-reflejo de la micción».
Si bien, suele ser un trastorno que aparece con la edad, esta no tiene que ser un condicionante. De ahí, la importancia de las revisiones masculinas: «Entre los 45 o 50 años hay que visitar a nuestro médico de cabecera o enfermero. Si existiese algún problema, ellos nos derivarían al urólogo para realizar un estudio urodinámico», recuerda Carlos Lorenzo.
Tipos de incontinencia
Ahora que estás alerta y puede que te sientas identificado con la situación de no llegar a tiempo al baño, no debes normalizarla. Habrá contextos en los que este fenómeno pase desapercibido para el hombre. «Por su configuración anatómica, entre varones también suele aparecer la incontinencia postmiccional», detalla Lorenzo, que explica: «Su uretra es un poco más larga que la de las mujeres, y justo en la zona de salida, se sitúa la uretra bulbar. Esta es la encargada de retornar la orina a la vejiga después del corte de la micción, ya que siempre queda una porción restante». ¿Un ejemplo? Una manguera que, al cortar el flujo de agua, sigue goteando. «No obstante, si existe un problema en la uretra bulbar, cuando el hombre vuelva a su actividad cotidiana notará que la orina se sale», explica. Aunque este no es el único tipo de pérdida.
Otra de las causas más frecuentes es de origen posquirúrgico, que puede desencadenar en incontinencia de esfuerzo: «Cuando hablamos de este tipo de incontinencia en el varón, siempre es producida tras algún tipo de cirugía, ya sea sobre la vejiga, uretra, hiperplasia benigna de próstata o por cáncer de próstata, siendo esta última intervención la que ocasiona la mayoría de esta clase. Es más, aproximadamente el 10 % de los hombres sometidos a cirugía sobre el cáncer de próstata padecerán una incontinencia urinaria de esfuerzo», advierte el doctor Álvarez-Ossorio. Aunque, esta clasificación se considere común en ambos sexos.
En suma a lo anterior, los expertos también destacan la incontinencia de urgencia, causada por una vejiga hiperactiva que aumenta sus contracciones y provoca que el esfínter sea incapaz de retener con fuerza la orina; la incontinencia mixta, mezcla entre la de urgencia y de esfuerzo, y finalmente, la pérdida de orina funcional, en la que existe una alteración psicológica o física de la persona (está inmovilizada) y no es permanente.
Síntomas de la incontinencia
- Las pérdidas de orina suelen aparecer cuando la persona realiza una actividad que aumenta la presión, situación que se agrava si la vejiga está llena. La incontinencia se podrá notar en los siguientes casos:
- Cuando toses o estornudas.
- Si levantas cosas pesadas.
- Al reírte.
- Cuando realizas una actividad física.
- Al mantener relaciones sexuales.
Prevenir la incontinencia: desde comer saludable o practicar deporte, hasta no retrasar la micción y defecación
Como en todo, existen medidas de prevención que se sustentan en dos pilares básicos aptos para hombres y mujeres: seguir una alimentación saludable con el fin de evitar el sobrepeso y la obesidad (dos factores de riesgo) y la práctica de ejercicio regular. Eso sí, sin impacto.