La incontinencia urinaria es la incapacidad de retener la orina, o no tener control sobre el esfínter. Alrededor del mundo, existen 400 millones de mujeres que atraviesan esta situación, y la mitad lo ocultan. En Argentina, particularmente, la padecen 1 de cada 4 mujeres después de los 40 años. Además, el 43% usan toallitas femeninas, las cuales no siempre tienen control de olores o pueden resultar insuficientes para cubrir los escapes de orina.
Pese a ser una condición muy habitual, suele ser un tema tabú que genera muchísima vergüenza. De hecho, existen muchos mitos en torno a la incontinencia urinaria como que “no tiene cura”, que “solo afecta a las personas mayores, fundamentalmente después de la menopausia” o que “se soluciona cambiando ciertos hábitos, por ejemplo, tomando menos agua”. Todas estas creencias son falsas.
Pero, entonces, ¿qué causa la incontinencia urinaria?
Ocurre por cambios que sufre el suelo pélvico, el músculo que controla la apertura y cierre de la uretra, que sostiene la vejiga y controla el esfínter urinario. Existen tres grados:
- Leve: refiere a escapes ocasionales en pequeñas cantidades;
- Moderado: cuando ocurre con mayor frecuencia y en cantidades regulares;
- Intenso: cuando es todo el tiempo y en grandes cantidades.
A su vez, hay tres tipos de incontinencia urinaria:
- De esfuerzo: los escapes son al reír, toser, estornudar o hacer ejercicio.
- De urgencia: la necesidad es tan intensa que no permite llegar a tiempo al baño.
- Mixta: Es una combinación de las dos anteriores.
No existe una causa única para la incontinencia urinaria, pero las más comunes son: cambios en el cuerpo, como embarazos o la menopausia; el sobrepeso u obesidad, ya que el aumento de la presión sobre la vejiga puede provocarla; las enfermedades crónicas como diabetes, esclerosis múltiple o párkinson; las infecciones de vejiga o uretra; y la hiperactividad de la vejiga, ocasionada por ciertos alimentos y bebidas como el alcohol y el café.
Más allá de la causa puntual, la incontinencia se presenta como una limitación en la calidad de vida de quien la tiene, como sentir que no pueden hacer ejercicio, o como una amenaza para la vida social y amorosa, por ejemplo, por miedo a sufrir un escape de pis en público, lo que puede desencadenar problemas emocionales y de confianza.
Sin embargo, es importante tomar conciencia que la incontinencia urinaria es un hecho natural que afecta a muchas mujeres. Se vuelve fundamental, entonces, entender a nuestro cuerpo, consultar al médico y buscar la solución más adecuada. Existen distintos tratamientos que pueden ayudar a lograr que esta condición no afecte la rutina y permita llevar una vida activa y plena.