El embarazo es un periodo vital que está repleto de cambios físicos y emocionales debido a la alteración que sufre nuestro sistema hormonal desde el preciso momento en el que comenzamos a albergar a un pequeño ser humano en nuestro vientre.
Así, mientras los primeros meses las náuseas y los mareos forman parte del periodo de habituamiento del propio cuerpo, en el tercer trimestre aparecen síntomas que señalan que el bebé cada vez demanda más energía.
Dado que a partir del séptimo mes el feto ya ronda el kilo de peso, la exigencia física va en aumento hasta la llegada del parto y, entre otras cosas, puede provocarnos pérdidas involuntarias de orina al presionar la vejiga con su peso.