Las infecciones urinarias, conocidas comúnmente como mal de orín, son aquellas que se originan en el aparato urinario, incluidas la vejiga y la uretra.
Las infecciones urinarias pueden ocurrir en cualquier persona, pero son más comunes en quienes tienen vulva.
Existen dos tipos de infecciones urinarias, la cistitis y la uretritis. La primera es una infección en la vejiga y la uretritis ocurren en la uretra.
En caso de no tratarse correctamente, estas infecciones pueden extenderse hacia los riñones.
¿Por qué ocurre el mal de orín?
Las bacterias que se encuentran en la zona genital y el ano pueden ser arrastrados hacia la uretra y pasar a la vejiga, causando la infección urinaria.
Generalmente, este intercambio de bacterias ocurre durante las relaciones sexuales, aunque no es la única manera. También pueden presentarse infecciones urinarias causadas por la clamidia, gonorrea y otras bacterias.
Cualquier cosa que haga que tu uretra tenga contacto con bacterias, puede causarla. El consumo prolongado de antibióticos, aguantar las ganas de orinar, no vaciar la vejiga por completo al hacer pis, usar ropa interior ajustada o no retirar bien la humedad de las zonas íntimas al secarnos son otros hábitos que favorecen las infecciones de orina.
Tener bacterias en la vejiga no siempre significa que haya una infección. Al igual que el intestino, la vejiga tiene bacterias y otros microorganismos necesarios para su salud y su buen funcionamiento.
Entre los posibles signos de una infección del tracto urinario están:
- Una sensación de ardor o dolor cuando orina
- Sentir la necesidad de orinar con más frecuencia de lo habitual
- Sentir la urgencia de orinar pero no poder hacerlo
- Perder un poco de orina
- Orina turbia, oscura, maloliente o con sangre
Se debe consultar a un médico cuando se tiene micción dolorosa, pero generalmente estas infecciones suelen desaparecer solas si se es una persona sana.
Para evitar el mal de orín se recomienda lavar la zona genital de manera externa antes y después de las relaciones. Además, es aconsejable orinar después de la relación sexual para eliminar posibles bacterias.
A la hora de limpiarnos, hacerlo de delante hacia atrás es mejor. También se recomienda beber mucho líquido, mantener una buena higiene íntima y no dejar húmedos los genitales al secarnos.