El cáncer de vejiga es una enfermedad que debe tomarse seriamente, pues, sea invasivo o no, la falta de diagnóstico y tratamiento puede derivar en la muerte del paciente, indica el doctor Martín Mijangos Carpenti, especialista en Urología.
Este padecimiento suele presentarse a partir de los 50 años de edad y afecta más a hombres que a mujeres.
Es importante estar atentos a los síntomas de la enfermedad, como la ematuria, es decir, la presencia de sangre en la orina, que puede ser macro o microscópica. Cuando es microscópica no es visible para el paciente y solo se puede detectar con un análisis de laboratorio, pero cuando es macroscópica el paciente sí se percata.
Otros síntomas son ardor y dolor al orinar, aumento en la frecuencia al orinar (más de siete veces al día) y urgencia para ir al baño.
Al presentarse uno o varios de los síntomas lo mejor es acudir al médico, pues el cáncer de vejiga es una enfermedad seria, que tiene poca respuesta a la quimio y radioterapias, por lo que cuando el paciente la presenta en su forma invasiva —cuando afecta al músculo de la vejiga— es necesaria la extirpación total para evitar que ocurra una metástasis.
Factores
Las infecciones urinarias repetidas, la presencia de piedras o sonda en la vejiga por largo tiempo, la radioterapia en el abdomen y trabajar con sustancias químicas como el petróleo, la gasolina o pinturas son factores de riesgo; sin embargo, el principal es el tabaquismo.
El diagnóstico se puede hacer por varios mecanismos, como la citología urinaria, que se manda a análisis con el patólogo; el ultrasonido, por medio del cual se busca una masa tumoral en la vejiga, y la cistocopía, que consiste en pasar un endoscopio por la uretra con el fin de mirar la vejiga en su totalidad buscando imágenes significativas de tumor.
La cistocopía puede realizarse en el consultorio con anestesia local, pero lo ideal es hacerlo en el quirófano para hacer una toma de biopsia que pueda ser enviada al patólogo para su estudio y determinar si se trata de un tumor invasor o no.
El doctor Mijangos Carpenti explica que cuando el tumor es no invasor afecta la mucosa de la vejiga pero no llega al músculo, y cuando es invasor ya afectó el músculo y es necesario realizar una cirugía radical, esto es, quitar la vejiga en su totalidad.
Los tumores no invasores evolucionan muy rápidamente y en un lapso de tres meses pueden convertirse en invasores, de ahí la importancia del diagnóstico temprano.
Respecto al tratamiento, manifiesta que cuando el tumor es no invasor se opta por la inmunoterapia, ya que únicamente se aplica la vacuna de BCG, que ataca las células tumorales.
Si es invasor, se debe hacer la cirugía radical de vejiga más una anastomosis, es decir, se pegan los ureteros a un fragmento de intestino para derivar la orina que sale por una estoma en la piel, de manera que el paciente debe usar una bolsita para que caiga la orina.
Hay casos en los que es posible realizar una derivación de urinaria continente, en la que el paciente conserva la uretra, de manera que la orina sale a través de una sonda que el propio paciente se coloca cuando tienen deseos de orinar. A este procedimiento se le conoce como cirugía de Studer. La posibilidad de realizar dicha cirugía depende de la situación particular de cada paciente y es necesaria una vigilancia continua por el médico especialista.— Iris Ceballos Alvarado