Grasa abdominal incrementa el riesgo de incontinencia urinaria de esfuerzo en mujeres

La acumulación de grasa abdominal no solo representa un riesgo estético o cardiovascular, también puede ser un factor determinante en la aparición de incontinencia urinaria de esfuerzo, una condición que afecta especialmente a las mujeres y que consiste en la pérdida involuntaria de orina al realizar actividades como toser, estornudar, reír o levantar peso.

Diversos estudios científicos han confirmado que el exceso de grasa en la zona central del cuerpo ejerce presión adicional sobre la vejiga y el suelo pélvico, debilitando su función con el paso del tiempo.

Este tipo de incontinencia, aunque más común tras el embarazo o durante la menopausia, también se presenta en mujeres jóvenes con sobrepeso, especialmente si ese peso se concentra en el abdomen.

La grasa visceral —la que rodea los órganos internos— no solo contribuye al aumento de la presión intraabdominal, sino que también está relacionada con procesos inflamatorios crónicos que pueden afectar negativamente la musculatura pélvica.

Esto, combinado con factores hormonales y genéticos, incrementa la probabilidad de desarrollar incontinencia urinaria de esfuerzo.

Especialistas en urología y ginecología advierten que muchas mujeres no consultan por vergüenza o porque consideran que es una consecuencia natural del envejecimiento. Sin embargo, el control del peso, la actividad física regular, la alimentación saludable y los ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico (como los ejercicios de Kegel) pueden prevenir o reducir significativamente este problema.

En caso de presentar síntomas, lo más recomendable es acudir al médico de confianza, quien podrá evaluar la situación con estudios adecuados y ofrecer orientación sobre los tratamientos más eficaces para cada caso.

Desde terapias físicas hasta intervenciones quirúrgicas en casos más complejos, existen soluciones que pueden mejorar significativamente la calidad de vida.

La incontinencia urinaria de esfuerzo no debería ser una condena silenciosa. Identificar los factores de riesgo, como el exceso de grasa abdominal, es clave para tomar medidas preventivas tempranas y abordar esta afección con respaldo profesional.

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