Enfermedad renal: pruebas de sangre y orina para la detección precoz

Muchas enfermedades cursan de una forma silente hasta que se encuentran en estados avanzados. Entre ellas destaca la enfermedad renal crónica por su alta prevalencia: se calcula que afecta al 10% de la población adulta y este porcentaje es muy superior en pacientes diabéticos (29,3% hombres y 22,3% mujeres) e hipertensos (57% hombres y 61,4% mujeres) mayores de 60 años. Por eso, la detección precoz de esta patología sigue siendo el gran reto pendiente. ¿Cómo? De una forma muy sencilla: con un simple análisis rutinario de sangre y orina.

La insuficiencia renal se produce cuando los riñones, encargados de eliminar las impurezas de la sangre, no realizan bien esta función. Alberto Marañés, jefe del servicio de Nefrología del Hospital Quirónsalud Marbella y Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar, resume las consecuencias de este deterioro: “Cuando los riñones no funcionan bien, pueden aumentar los desechos en la sangre, generar complicaciones como hipertensión, anemia, huesos débiles, desnutrición y enfermedades cardiacas o vasculares. Estos problemas pueden darse lentamente en un tiempo prolongado, muchas veces sin síntomas”.

Quién debe extremar la vigilancia de su salud renal

La enfermedad renal puede afectar a cualquier persona pero, como ya se ha mencionado, es especialmente frecuente en quienes sufren hipertensión y diabetes. Esos serían, junto con quienes tienen antecedentes familiares de enfermedad renal (que en algunos casos puede tener un origen genético), los individuos que deberían vigilar más de cerca el funcionamiento de sus riñones.

No obstante, puesto que se trata de una medida muy accesible, muchos especialistas, entre los que se encuentra Marañés, aconsejan a la población general la realización de análisis anuales de sangre y orina, ya que aportan información muy valiosa para el diagnóstico de alteraciones renales. 

Creatinina, urea, sangre y proteínas

Los análisis de sangre que se realizan periódicamente tanto en las empresas como en los centros de salud permiten medir distintas sustancias y componentes cuya alteración alerta sobre la posible existencia de enfermedades de muy diversa índole. En lo que se refiere a la salud de los riñones, los indicadores clave son los niveles de creatinina y urea en sangre y la presencia de sangre y de proteínas en la orina.

Creatinina en sangre

La creatinina es un compuesto orgánico generado a partir de la degradación de la creatina, importante para la producción de energía a nivel muscular. Es un producto de desecho que se elimina del organismo a través de los riñones. Por lo tanto, es normal tener algo de creatinina en la sangre, pero una cantidad elevada puede ser signo de un mal funcionamiento de los riñones, que no filtran bien. 

Los valores de creatinina en sangre considerados normales se sitúan en entre 0,7 y 1,3 miligramos por decilitro de sangre (mg/dL) en hombres y de 0,6 a 1,1 mg/dL en mujeres. A partir de esos niveles es conveniente vigilar la función renal. Marañés advierte de la importancia de estar alerta ante elevaciones sutiles de este parámetro, ya que generalmente “la creatinina empieza a elevarse lentamente” y cuando los valores están “muy cerca del nivel normal, muchas veces no se les presta atención”.

Urea en sangre

La urea es una sustancia natural que se forma por la degradación de las proteínas. Cuando está elevada en sangre puede deberse a una patología renal o a enfermedades que promueven una excesiva degradación de las proteínas musculares.

Los valores de urea en sangre considerados normales se sitúan en un rango de 10 a 50 mg/dL, aunque también hay que tener en cuenta parámetros como la edad y el sexo.

Proteínas y sangre en la orina

La presencia de sangre en la orina, aunque sea en cantidades microscópicas, es un signo de alerta de diversas patologías, entre las que se encuentra la enfermedad renal.

El hallazgo de proteínas en la orina también puede ser signo de que los riñones no ejercen bien su función. En una persona sana no se suelen encontrar proteínas en la orina -o en una cantidad mínima-, excepto de forma transitoria por infecciones, en situaciones de estrés, en el embarazo o por la dieta. La presencia de manera persistente de proteínas (sobre todo, albúmina) indica la existencia de un problema renal.

Tasa de filtrado glomerular

Puesto que la elevación de la creatinina tiende a ser mínima en las primeras fases de la enfermedad renal crónica, para evaluar mejor el funcionamiento de los riñones es preciso recurrir a la tasa de filtrado glomerular, que mide lo que es capaz de filtrar el riñón. Se calcula usando una fórmula matemática que compara la talla, la edad, el sexo y la raza de una persona con sus niveles de creatinina sérica.

Cómo prevenir la enfermedad renal

La enfermedad renal se puede detectar de forma precoz, pero siempre es mejor prevenirla. El nefrólogo de Quirónsalud recuerda las pautas básicas para tener unos riñones sanos durante el mayor tiempo posible:

  • Evitar la obesidad.
     
  • En caso de padecer diabetes y/o hipertensión, mantenerlas controladas.
     
  • Someterse a revisiones médicas periódicas.
     
  • Respetar las horas de descanso (dormir bien).
     
  • Practicar actividad física.
     
  • Una alimentación adecuada, teniendo en cuenta que una dieta alta en proteínas de origen animal sobrecarga los riñones.
     
  • No fumar.
     
  • Vigilar los niveles de colesterol y triglicéridos.
     
  • Beber unos dos litros de agua al día.
     
  • Evitar los tóxicos renales, como el alcohol y el abuso de ciertos medicamentos (por ejemplo, los antiinflamatorios).

Signos y síntomas de alerta de los problemas renales

Estos son algunos de los signos de alerta que pueden avisar de la existencia de una enfermedad del riñón. Hay que tener en cuenta que estas señales suelen aparecer cuando el problema ya está avanzado, es decir, en las primeras tres fases de las cinco con las que se describe la progresión de la enfermedad:

  • Retención de líquidos que se traduce, entre otras cosas, en que los tobillos se hinchan.
     
  • Cambios en el aspecto de la orina y la frecuencia con la que se hace pis.
     
  • Cansancio y fatiga.
     
  • Anemia.
     
  • Color cetrino de la piel.
     
  • Erupciones, picor.

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