Existen parámetros cotidianos de salud muy importantes que en muchas ocasiones pasan desapercibidos. Y uno de los más relevantes es la frecuencia urinaria. De hecho, tanto una frecuencia muy reducida como una frecuencia excesiva pueden ser síntomas de alguna condición subyacente. Especialmente en aquellos casos en los que viene acompañada por otros factores como una orina muy turbia, una orina con un olor fuerte o dificultades para orinar. En ese sentido, los especialistas recomiendan acudir a un médico en caso de que las visitas al baño para orinar se encuentren por debajo o por encima de lo normal. ¿Pero cuánto es lo normal?
Para encontrar dicho número orientativo debemos tener en cuenta primeramente los factores que cuentan con capacidad para disminuir o aumentar la frecuencia urinaria. Algunos son muy obvios. Como la edad que tenemos, la cantidad de líquidos diarios que consumimos o el tamaño de nuestra vejiga, el órgano hueco encargado de recibir, almacenar y expulsar finalmente la orina a través de la uretra. Así lo explican desde la publicación digital especializada MedicalNewsToday, quienes añaden además muchos otros factores que no resultan tan evidentes para la inmensa mayoría de personas, pero que tienen una gran incidencia.
Uno de ellos es el consumo de determinados líquidos. Según los especialistas, beber alcohol o bebidas con un alto grado de cafeína como el café o el té aumentan la producción de orina. ¿El motivo? Son diuréticos, lo que implica que «extraen líquido del torrente sanguíneo y lo envían a los riñones». Y lo mismo ocurre con algunos medicamentos, especialmente aquellos destinados a tratar la presión arterial alta, los problemas de riñones y las enfermedades cardíacas. Es fundamental consultar previamente al médico acerca de esto para tenerlo en cuenta en la autoevaluación de nuestra frecuencia urinaria.
Una autoevaluación para la que necesitamos lógicamente una referencia. De manera aproximada, según las informaciones de MedicalNewsToday, la frecuencia urinaria idónea ronda las seis o siete visitas al baño al día. Una cifra que puede descender hasta las cuatro veces o aumentar hasta las diez veces por alguno de los factores mencionados anteriormente o la suma de varios de ellos. En concreto, y como aseguran desde esta publicación médica, «orinar entre cuatro y diez veces al día puede considerarse saludable si la frecuencia no interfiere con la calidad de vida de la persona». ¿Pero qué significa no llegar o superar dicha cifra?
Pues en algunos casos puede significar que existe una afección médica desconocida. Afecciones que, según apuntan desde la Clínica Universidad de Navarra, pueden ir desde la incontinencia urinaria a la retención, y pasando por problemas de próstata en el caso de los hombres, diabetes no diagnosticada, hipercalcemia o hipocalcemia, anemia falciforme o en muchas ocasiones infecciones del tracto urinario. En este último caso se produce un incremento de las ganas de orinar, que puede venir acompañado por dos síntomas más: unas cantidades de orina escasas en cada visita al baño y una desagradable sensación de ardor al orinar.
Por eso desde MedicalNewsToday aconsejan que «cualquier persona que experimente un cambio brusco en la frecuencia o en el gasto urinario, incluso si se encuentra aún dentro del rango normal, debe buscar consejo médico». Además, es importante controlar el resto de factores mediante hábitos cotidianos como evitar los edulcorantes artificiales o los cigarrillos, dos productos «que pueden causar irritación de la vejiga», o evitar el consumo excesivo de resfrescos, bebidas alcohólicas o bebidas con cafeína. En resumen, entre las cuatro y diez micciones diarias es normal si hay estabilidad en la frecuencia y no afecta a la calidad de vida.