En lo que va de 2025 en México se han presentado 2 millones 787 mil 214 casos de Infecciones de las Vías Urinarias (IVU), de los cuales 2 millones 156 mil 805 son mujeres, según el Boletín Epidemiológico del Sinave de la semana 42, con corte al 20 de octubre.
Las IVU, explica para Ríodoce la nefróloga Cindy Paola Salazar Gana, pueden ser complicadas, y se relacionan con “enfermedades crónicas o de inmunosupresión, trasplante, embarazo, litiasis (piedras en los riñones) o alteraciones anatómicas”, con manifestaciones clínicas sistémicas como: “fiebre, dolor de espalda, escalofríos, y nauseas o vómitos”, o no complicadas, como la cistitis la cual presenta “síntomas urinarios bajos, a nivel vejiga o tracto urinario”, y es altamente prevalente en mujeres, principalmente por la anatomía, “por la menor longitud de la uretra (mide entre 3 y 5 centímetros), y su proximidad con el ano y la vagina”.
“Hay más facilidad de que las bacterias pasen por la uretra y entren a la vejiga, a diferencia de los hombres que la uretra mide dependiendo el tamaño de su pene” que suele ser mayor a 10 centímetros, detalla Salazar Gana.
Cuando un hombre presenta una cistitis, señala, “hay que pensar diferente, uropatía obstructiva, estenosis de la uretra, piedra, próstata crecida o alteraciones anatómicas”.
La bacteria Escherichia Coli (E. Coli), que vive en el intestino, según la OMS, es responsable “hasta en un 80 o 90 por ciento de la cistitis”, señala la experta en salud renal. “Otras bacterias como la Klebsiella Pneumoniae y Proteus Mirabilis, también son causantes”.
Al ser una IVU inferior, específicamente de vejiga, la cistitis se manifiesta con “síntomas urinarios menores como, ardor al orinar, dolor o sensibilidad en la región suprapúbica, pujo, urgencia de orinar (tenesmo vesical), micción anormal (polaquiuria), y en algunos casos fiebre o hematuria (sangre en la orina)”.
En adultos mayores, señala, “se pueden presentar síntomas como confusión o deterioro neurológico”.
Factores de riesgo
“Una vida sexual activa, el uso de anticonceptivos con espermicidas, el cambio frecuente de pareja sexual, la menopausia, infecciones vaginales recurrentes y la resequedad vaginal”, son los principales factores de riesgo en las mujeres”, detalla.
“Enfermedades crónicas o sistémicas como diabetes, el uso de sondas urinarias o catéteres, alteraciones anatómicas o estructurales del tracto urinario, y el uso prolongado de pañal con orina en los adultos mayores”, también aumentan la probabilidad de que se desarrolle una cistitis, explica la nefróloga egresada de la Unidad Médica de Alta Especialidad del IMSS de Ciudad Obregón, Sonora.
El consumo excesivo de café o té puede causar una cistitis no infecciosa, “es decir, una irritación con síntomas similares, pero sin presencia bacteriana, lo que se clasifica como un factor de confusión en el paciente”.
Diagnóstico
Un examen general de orina y un urocultivo, permiten determinar el grado de infección y el tipo de bacteria, indica la experta en salud renal.
“Hay pacientes que tienen síntomas urinarios leves y le atribuyen a una infección y resulta que no, por eso es importante no automedicarse”, ya que, “aumenta el riesgo de que la bacteria se vuelva sensible al antibiótico,” lo que dificulta tratar la enfermedad.
Cursar en un año más de tres veces por un cuadro de cistitis, o dos en medio año “se vuelve recurrente”, por lo que recomienda acudir con un especialista en nefrología.
Complicaciones
La cistitis suele ser tratable, sin embargo, su recurrencia o manejo inadecuado puede derivar en “pielonefritis (infección renal), sepsis (infección generalizada), abscesos renales, o lesión renal aguda, especialmente en pacientes con enfermedades sistémicas”, alerta.
“Es poco frecuente que un paciente joven y sano se complique”, recalca la nefróloga, pero llega a ocurrir cuando hay factores de riesgo o retraso en el tratamiento.
Prevención
Una buena higiene y el estilo de vida son la base para su prevención, resalta.
“Limpiarse de adelante hacia atrás después de ir al baño. Orinar después de la actividad sexual, y bañarse. Tomar al menos dos litros de agua al día. Orinar frecuentemente, (no retener la orina). Consumir jugo de arándano o vitamina C, que ayudan a acidificar la orina y dificultan el crecimiento bacteriano. En mujeres menopáusicas, acudir a valoración ginecológica, y en adultos mayores, cambiar el pañal cada que requiera”.