Tener un episodio de cistitis puede actuar como un chivato y desvelar la presencia o el futuro desarrollo de un cáncer genitourinario, es decir, del sistema urinario (riñones, vejiga) y de los órganos genitales masculinos (próstata, testículos, pene) y femeninos (endometrio, cuello de útero o cérvix). Esto no quiere decir que la cistitis sea una infección que conduzca de forma inexorable a padecer tumores, sino que, en ciertos casos, podría ser un marcador o predictor del cáncer.
La cistitis o infección de orina es una patología muy frecuente y con un amplio rango de presentaciones y gravedad. Puede ir desde la forma más común y menos grave, que es la cistitis aguda, hasta la pielonefritis (infección que afecta a las vías urinarias para después extenderse hasta llegar a los riñones) y la urosepsis (complicación grave y potencialmente mortal de la infección del tracto urinario).
La prevalencia a lo largo de la vida de este tipo de infecciones es del 50-60% en las mujeres y del 13-14% en los hombres. Exceptuando un pico de mayor frecuencia en mujeres jóvenes, las tasas de incidencia aumentan con la edad en ambos sexos. Este aumento relacionado con el envejecimiento, en particular en adultos de más de 50 años, se debe principalmente a la mayor prevalencia de factores de riesgo -entre los que se encuentra el cáncer- que comprometen el sistema de defensa (sistema inmunitario) del organismo en el sistema urinario.
Cistitis como marcador del riesgo de cáncer
Varias investigaciones publicadas en los últimos años muestran que el hecho de padecer un episodio de cistitis podría estar relacionado con un mayor riesgo de cánceres urogenitales, pero son escasos los estudios de este tipo y no incluyeron datos de centros de atención primaria, que es donde se diagnostican la mayoría de los casos de cistitis aguda.
Los resultados de un nuevo estudio, basado en el análisis de varios registros nacionales completos de población y fuentes de datos de atención primaria que contenían información a individual sobre todas las personas residentes en Suecia desde 1997 hasta fines de 2018, revelan que un episodio de cistitis puede indicar la presencia de cánceres genitourinarios en adultos de mediana edad. El riesgo sería especialmente alto en los 3 meses posteriores a la infección, lo que sugiere que la cistitis aguda podría ser un marcador clínico útil para este tipo de cánceres. Además, los hallazgos, publicados en la revista BMJ Public Health, indican que los hombres parecen tener mayor riesgo que las mujeres.
Durante un período promedio de seguimiento de 15 años, cerca de 258.000 personas (poco más del 7% de la población analizada) fueron diagnosticadas de cáncer genitourinario, la mayoría de los cuales eran hombres (77,5%). La edad promedio en el momento de la detección del tumor fue de 73 años, siendo el cáncer de próstata el más común (62%), seguido del cáncer de vejiga (16,5%) y el cáncer de endometrio (10%).
La cistitis precedió al diagnóstico de cáncer en algo más de 24.000 personas, lo que representa casi el 9,5% del total de personas a las que se les detectó un tumor durante el periodo de estudio. En estos casos, la edad media en el momento del diagnóstico fue de 76 años y el cáncer de próstata fue el diagnóstico más común (39,5%), seguido del cáncer de vejiga (32%) y el cáncer de endometrio (14%).
Cáncer de próstata
A la luz de los datos obtenidos, el riesgo de cáncer de próstata, medido como una tasa de incidencia estandarizada dentro de los tres meses siguientes a la infección, fue 7 veces mayor en quienes habían tenido la infección de orina que en quienes no la habían padecido.
Cáncer de vejiga
El riesgo de cáncer de vejiga fue 3,5 veces mayor en hombres y más de 3 veces superior en mujeres que habían tenido cistitis en comparación con quienes no padecieron esta infección durante el período de seguimiento.
Tumores ginecológicos
En el caso de los cánceres ginecológicos, las tasas fueron entre 4 y 8 veces mayores entre las mujeres que habían tenido cistitis en los tres meses previos.
En términos generales, el riesgo de cáncer genitourinario fue casi 34 veces mayor en los hombres y 30 veces superior en las mujeres en los 3 meses posteriores a la infección de orina. Pasados esos tres meses, la probabilidad de sufrir un cáncer de este tipo iba disminuyendo, pero persistía el mayor riesgo.
Sin relación causa-efecto (de momento)
Los resultados de la investigación deben ser interpretados con cautela, ya que se trata de un estudio observacional y, por lo tanto, no se pueden extraer conclusiones firmes sobre la existencia o no de una relación causa-efecto. Además, los autores señalan que carecían de confirmación microbiológica de la infección por cistitis o de información suficiente sobre otros factores que pueden influir de forma muy poderosa en el desarrollo de tumores genitourinarios, como el tabaquismo y ciertas patologías subyacentes (obesidad y diabetes no diagnosticada).
No obstante, consideran que este trabajo “refuerza la creciente evidencia de que las infecciones son marcadores de un mayor riesgo de cáncer” y, en concreto, “la cistitis aguda podría ser un marcador clínico de cáncer genitourinario (al menos cuando no hay otra causa evidente), ya que el riesgo de cáncer alcanzó su máximo en los 3 meses posteriores al diagnóstico de cistitis”.
En cuanto a la explicación biológica de sus hallazgos, estiman “plausible que el cáncer genitourinario, y quizás incluso los cambios precancerosos en los órganos del sistema urinario y genital, puedan aumentar el riesgo de cistitis debido a sus efectos sobre tracto el urinario y las defensas de la persona afectada”.